El primer disco de Vetusta Morla, "Un día en el mundo", claro ejemplo de cómo un disco español puede apasionar desde el primer acorde. Estos seis chicos madrileños llevaban nueve años haciendo buenas canciones pero hasta ahora no se habían decidido a saltar al LP. Nueve años. Eso habla a las claras de lo difícil que lo tiene el talento para abrirse paso. Por supuesto, se trata de un producto autogestionado. Con la ayuda de Sonobox, pero bajo la vigilancia constante de los autores.
Las tres primeras canciones, "Autocrítica", "Sálvese quien pueda" y "Un día en el mundo" son un perfecto ejemplo de lo que será el resto del disco: mezcla de tristeza ácida y revoltosa, ironía, cinismo, disfraces, actrices, putas y bufones... Una mirada melancólica al mundo y a uno mismo, con una potencia descomunal. Efectivamente, su sonido es totalmente anglosajón, de hecho, uno cree reconocer en distintas canciones a Radiohead, Franz Ferdinand, The Kooks o Muse, más muchos otros que seguro que nos dejamos en el camino, pero lo arrebatador es la facilidad para expresar ese mismo desencanto en castellano. Eso es inaudito.
Vetusta Morla no es un grupo más. No parece que tengan la intención de ser un grupo más. Es un grupo que cuida su música y sus letras, que sabe lo que quieren decir y que tienen el valor de empezar un primer disco con una canción llamada "Autocrítica". Así, para empezar. Como emblema del grupo podríamos apelar a uno de sus pegadizos estribillos: "Ser valiente no sólo es cuestión de suerte".
"Un día en el mundo" es un disco que confunde, que se esconde y se muestra, que descoloca. La peculiar voz de Pucho ayuda mucho a ello. Puede no parecer un disco fácil. Desde luego no es un disco "facilón", entiéndanme. Pero basta con dejarse llevar en ese viaje por el planeta para disfrutarlo plenamente. Aparcar la melancolía y la tristeza, vencer el espejismo. Olvidar los complejos.
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